Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes XXII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 5, 33-39.
Jesús hoy se revela como alguien muy especial: El es el novio…¿de quién? De cada hombre, de cada mujer, podríamos decir que de toda la humanidad, de toda la creación.
Por ello ante su presencia nuestra postura no puede ser de temor, o deseo de causar lástima, sino de alegría y confianza grande. Ante el Dios que Él nos presenta nuestra actitud debe ser confiada y pacífica, como el niño que se siente amado intensamente por la madre.
El novio es aquel que ama y desea: Jesús se revela como aquel que a cada uno nos ama y nos desea. Si cada uno de nosotros deseamos la plenitud, Dios nos la desea aún con mayor pasión. Un Dios apasionado en que el ser humano, tu o yo, vivamos lo más plenamente posible. Un Dios novio enamorado.
Podemos hoy leer este pasaje evangélico, y pedirle gracia para descubrir un día más como es su gran amor hacia mi, hacia ti, hacia toda la humanidad, hacia toda la creación…
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco