Para leer el Evangelio: domingo 4 septiembre 2022

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo XXIII del Tiempo Ordinario. ‎
‎Lecturas:

Sb 9, 14-18
Sal 89
Flm 9-10.12-18
Lc 14, 25-33.
Hoy el Señor nos propone vivir como Él, bajo la forma de exigencias del seguimiento como discípulos del Maestro.
Es decir, lo que propone Jesús es aquello que vive. Él pone como centro de su vida a Dios, por ello se propone a sí mismo como el centro de la vida de sus discípulos. De aquí esa exigencia tan dura del principio de este pasaje evangélico.
Aunque unido a ello, está la sabiduría: ¿hasta donde puede llegar cada persona : antes de embarcarse en la tarea del seguimiento?
Hacer de Dios nuestro centro, pero caminando con sabiduría para «no fracasar » en el camino. Jesús mismo lo hace: poco a poco va creciendo en su entrega radical ( podemos recordar cómo a veces ante las amenazas, se marcha de Jerusalén, aunque al final, ya no se va, y se encuentra con quiénes le amenazan).
El hecho de hacer de Dios el centro puede hacernos vivir como Pablo indica a Filemón: ante un esclavo fugado, Onésimo, el Apóstol pide al dueño, Filemón, que le perdone y le haga como «hermano»; en definitiva, cambiar su mentalidad como aristócrata romano, y amar al fugado. Esto es impensable para aquella época: Dios «cambia» todo.
Cómo también dirá el libro de la Sabiduría, ¿quién conoce el designio de Dios?
Jesús es capaz de acoger ese tremendo misterio y vivirlo; nos propone hoy, vivir y ser como Él: hacer de Dios el centro de nuestra vida. Descubramos a Jesús, y vivamos unidos con Él.

José Luis, vuestro Párroco