Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes XXVI del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 10, 13-16.
Parece que estas maldiciones de Jesús hacia esas ciudades tienen poco que comunicarnos.
Sin embargo, saboreando esas palabras del Señor, podemos aprender: esas ciudades no han sido capaces de entender quién estaba presente en su vida: Dios mismo hecho persona. Por eso Jesús las recrimina.
Hoy el mensaje del Señor a nosotros es este: ¿nos damos cuenta de que el Señor está presente en nuestro acontecer?
Acoger al Señor, escucharle, es acoger a tanta gente como nos rodea, y dejar que El nos hable, que Él nos vaya transformando. Es tener una mirada contemplativa para saber escuchar su voz. Entre muchos ruidos y muchas cosas, escuchemos la voz, su voz. Pidamos la gracia de darnos cuenta de que Él camina y está con nosotros.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco