San Ignacio, Obispo de Antioquía, mártir cristiano y uno de los Padres Apostólicos de la Iglesia. Se llamó a sí mismo Theophoros (en griego, portador de Dios) y se cree que fue discípulo de San Juan Evangelista. Durante el reinado del emperador romano Trajano fue condenado a ser devorado por bestias salvajes.
En su viaje desde Antioquía hacia Roma, donde tendría lugar su ejecución, escribió siete epístolas. Cinco de ellas estaban dirigidas a las comunidades cristianas de Éfeso, Magnesia, Tralles, Filadelfia y Esmirna, ciudades de Asia Menor que habían enviado representantes para darle la bienvenida a su paso por ellas. Las otras dos tenían por destinatarios a Policarpo, obispo de Esmirna, y a la comunidad cristiana de su destino, Roma.
Estas cartas constituyen una importante fuente de información para conocer las creencias de los inicios del cristianismo y la organización de la Iglesia cristiana primitiva. Ignacio las escribió como advertencias contra las doctrinas heréticas, lo que permite a sus lectores contar con resúmenes detallados de la doctrina cristiana.
También proporcionan un claro retrato de la organización de la Iglesia como comunidad de fieles reunida en torno a la dirección de un obispo, asistido por un concilio de presbíteros y diáconos. Fue el primer escritor cristiano que insistió en la concepción virginal de Santa María y que utilizó el término Iglesia católica para referirse a la colectividad de fieles.