Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves XXXII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 17, 20-25.
Un Evangelio bellísimo que nos invita a la contemplación, a tener una vida de estilo contemplativo.
Jesús supo vivir sintiendo muy cercano al Padre. Profundamente cercano: vivió el Reino de Dios, la presencia de Dios, muy intensamente.
En lo sencillo, en lo cotidiano, sin grandes alardes ni de forma llamativa, supo vivir y distinguir esa profunda e íntima Presencia. Sus palabras en este pasaje evangélico así lo indican: el Reino ya está entre nosotros.
Tal vez nos hagan falta los ojos de Jesús, su mirada, para verlo y saborearlo.
El Señor está realmente presente en nuestra vida, en nuestro ser. Podemos sentir su presencia en lo más íntimo de nuestra persona. Y podemos pedirle que nos conceda su mirada contemplativa.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco