Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes XXXIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 19, 45-49.
Me gustaría quedarme hoy en dos frases que nos pueden marcar, y nos revelan un día más quién es Jesús.
Mi casa es casa de oración: Jesús siente el templo como su casa, el lugar de Dios como su lugar. No deja manipular a otros en nombre de Dios, o no deja manipular a Dios mismo. Reconoce al Padre como la fuente y origen de la verdad, la libertad, la vida. A Dios no se le puede comprar.
El pueblo entero estaba pendiente de sus labios: Jesús da palabras de vida, de Dios mismo, y todo lo que sale de Él da vida.
¿Estamos pendientes de Jesús, de su palabra, de su presencia? Él lo estuvo del Padre…¿y nosotros?
Hoy Jesús se nos revela como Dios, como aquel que es libre, y no se deja manejar, y como aquel que da palabras de vida: ¿deseamos estar pendientes de Él?
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco