Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario.
Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
Lecturas: 2 Sam 5, 1-3; Sal 131; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43.
Acabamos con esta fiesta un ciclo litúrgico, comenzando otro ciclo el próximo domingo con el Adviento.
Hoy podemos descubrir cómo es «Rey» el Señor. Pero es Rey de una forma distinta a como es Rey otra persona en este mundo.
El Señor es rechazado por los magistrados o senadores judíos, clase social muy alta. Es también rechazado por los soldados, por el pueblo, y hasta por quién cerca de Él está compartiendo tormento y agonía.
Ahora bien, ante quien le suplica, el otro ladrón, Jesús se muestra compasivo y esperanzador. Su palabra vuelve a ser de paz, de esperanza y de perdón.
¿Dónde está la realeza, la grandeza, el señorío, de nuestro Dios? En el amor que le lleva a dar vida y a perdonar.
Contemplemos hoy a nuestro Dios. Y estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco