Las antífonas de la «O»
Del 17 al 24 de diciembre se celebran las Ferias Mayores de Adviento.
En estos 8 días previos a la solemnidad de Navidad la liturgia se orienta a preparar con mayor énfasis la conmemoración del nacimiento del Redentor.
Las antífonas que introducen el Magníficat tienen categoría y características especiales. Son las llamadas “antífonas mayores” o “antífonas de la O”. Se llaman de la O porque todas empiezan con la exclamación “Oh”, dando origen este hecho a la advocación de Santa María de la O.
Aunque fueron compuestas hacia los siglos VII y VIII, ya encontramos referencias a ellas en Boecio (siglos V y VI). Podemos así decir, que las antífonas de Adviento han sido parte de la tradición litúrgica desde los primeros tiempos de la Iglesia.
Todas ellas cantan a Cristo, el esperado por todos los pueblos, y muestran las ansias con que la Iglesia anhela su venida. Son un compendio de la cristología más antigua de la Iglesia y expresan el deseo de salvación de toda la humidad a lo largo del tiempo.
Estas breves oraciones dirigidas a Cristo condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia antes el misterio de un Dios hecho hombre, se expresa en la exclamación “Oh”. Nos muestran la compresión cada vez más profunda del misterio de Cristo y la súplica urgente por su venida: ven Señor.
Como decíamos, cada antífona empieza con la exclamación Oh, seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento pero interpretado a la luz del Nuevo Testamento. Los títulos son:
O Sapientia (Sabiduría), O Adonai (Señor Poderoso), O Radix (Raíz), O Clavis (Llave), O Oriens (Sol-Amanecer), O Rex (Rey), O Emmanuel (Dios con nosotros).Antífonas y el Magnificat
Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros y que termina siempre con la súplica: Ven Señor y no tardes más.
Estas antífonas se proclaman también en el cántico del aleluya de las misas de estos días.
Comenzando con la exclamación “Oh”, expresamos un asombro repetido siete veces que nos van preparando para la celebración del nacimiento de Jesús.
De este modo, estas antífonas, las Antífonas de la O, no solo infunden intensidad al tiempo de espera y expectación que es el Adviento, sino que nos conducen hacia su alegre fin.