Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes IV del Tiempo de Adviento.
Lecturas: Lc 1, 22-38.
Un Evangelio para contemplar y admirar. Para meterse dentro de él, y ver la situación, oír sus palabras.
Creo que podemos imaginar la escena, y meternos dentro de ella.
Dentro de esta escena, hoy me gustaría descubrir un doble envío.
El ángel es enviado por Dios a anunciar su plan de salvación a una joven, y a pedirle que se «meta» dentro de ese proyecto de salvación. Un envío a una misión.
María es enviada a ser la Madre del Hijo de Dios. Seguramente muchas veces no entenderá lo que ocurre, pero esa acogida al plan de Dios la va a durar toda la vida, aun en los momentos más duro y difíciles. Un envío a una tarea, una misión.
Podemos hoy contemplar esta escena, meternos dentro de ella, y saborear esos envíos…estemos con María y el ángel, aprendamos de ellos, estemos unidos a ellos.
José Luis, vuestro Párroco