Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo III del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Is 8, 23b-9, 3; Sal 26; 1 Co 1, 10-13.17; Mt 4, 13-23.
Hoy Jesús se nos revela de forma admirable: se dirige a las zonas más apartadas de Israel, las zonas «oscuras», como nos cuenta Isaías y Mateo, pero a la vez, llama a la conversión, y propone a unos cuantos: «sígueme». También, insiste Pablo, nos llama a crear familia, unión, comunidad.
Creo que podemos leer despacio estas lecturas, y descubrir cómo es el Señor: se hace presente en «nuestras zonas oscuras personales», nos invita a hacer de Él el centro de nuestra vida, la conversión, y a intentar vivir unidos con El, a seguirle, creando familia, haciendo comunidad.
Estemos con Él, y vivamos lo que hoy nos pide Él.
José Luis, vuestro Párroco