Desde las apariciones de la Virgen María en 1858, millones de personas de todo el mundo acuden cada año a Lourdes para descubrir la gracia de ese lugar.
El santuario de Nuestra Señora de Lourdes es ante todo un lugar de curación de los cuerpos y de los corazones, donde la gente va a rezar humildemente a la que reveló su nombre a Bernardita Soubirous: «Yo soy la Inmaculada Concepción».
Visitar Lourdes es ante todo ver y descubrir este lugar visitado por la Virgen María dieciocho veces en 1858. Es sentir la fe de los miles de peregrinos que respondieron a la llamada de la Virgen para «venir aquí en procesión» y observar la esperanza de todos los peregrinos enfermos que se acercaron a los pies de la Gruta para buscar un poco de consuelo y -por qué no- la gracia de una curación. Ver la caridad de todos aquellos, voluntarios y hospitalarios, que vienen a ponerse al servicio de los demás, significa vivir el Mensaje de Lourdes en acción.
Todos los lugares del Santuario favorecen la oración, pero los lugares donde los peregrinos se sienten más llamados a rezar son: la Gruta, las fuentes y las velas; sin olvidar las basílicas, las iglesias y los lugares de culto donde pueden asistir a una misa, a una celebración o dejarse guiar por los mosaicos o las vidrieras que nos hablan de la vida de Cristo o del lugar con sus apariciones.
También en Lourdes, los peregrinos pueden recibir el perdón de Dios en la capilla de la reconciliación, o prepararse para este encuentro realizando uno de los viacrucis propuestos para meditar sobre el amor incondicional del Señor que se entrega hasta el final.
Los peregrinos pueden dejarse llevar por el rezo del rosario en la Gruta, rezando en comunión con todos los peregrinos allí presentes y con todos los que siguen la oración a través de TV Lourdes o de las redes sociales.
Todos los que entran en el Santuario pueden aprovechar la presencia real del Señor para tener un encuentro íntimo con Él y poner sus penas y alegrías en las manos del Señor, en la Adoración del Santísimo Sacramento.
Este mismo Santísimo Sacramento se encuentra en la procesión Eucarística con la bendición de los enfermos; invitándonos a rezar también por todos aquellos que están enfermos, impedidos o heridos por la vida.
Al final del día, los peregrinos pueden terminar la jornada de oración caminando con otros peregrinos y visitantes cantando y rezando el «Ave» de Lourdes en la procesión mariana de las antorchas. Esta es otra forma de rezar a la Virgen María en comunión con la Iglesia universal.