Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes después de Ceniza.
Lecturas: Mt 9, 14-15.
El ayuno en tiempos de Jesús pretendía «conmover a Dios», y dar méritos a quien lo cumplía (qué bueno es, y cuánto sufre…)
Jesús nos muestra a un Dios muy distinto, un Dios a quien no hay que conmover ni comprar porque ya ha hecho una opción en favor de todo ser humano, en favor nuestro.
Jesús vive a ese Dios que nos ama de firma incondicional, que es «como un novio», como un enamorado.
Somos invitados a vivir ese amor. Y a gozar de Él.
Vivamos ese gran amor. Sintamosle muy cerca.
José Luis, vuestro Párroco