Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana I de Cuaresma. Ciclo A.
Lecturas: Gen 2, 7-9.3, 3, 1-7; Sal 50; Rom 5, 12-19; Mt 4, 1-11.
Comenzamos el tiempo de Cuaresma contemplando la humanidad total del Señor Jesús.
Cómo indica la primera lectura con su lenguaje mitológico y simbólico en las figuras de Adán, Eva y la serpiente, el ser humano a veces camina en dirección contraria a lo deseado por Dios.
Jesús comparte esa realidad humana de invitación a no buscar a Dios en el relato también simbólico de las tentaciones.
Vive las tentaciones de buscar la posesión de las cosas, de tener una pura imagen admirable vacía, la vanagloria, y de tener poder por encima de todo. Frente a la tentación, se mantiene fiel a Dios.
Y donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia: los ángeles, le servían.
Jesús es un hombre como nosotros. Pero un hombre siempre fiel.
Al comenzar nuestro camino cuaresmal, podemos hoy contemplar así a Jesús: persona siempre fiel. Y Dios fiel.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco