Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado Santo de la Sepultura del Señor.
Un día muy complicado…y muy humano. Tanto que creo que la fe nos puede iluminar muchísimo.
No he colocado ninguna cita evangélica porque, creo, estamos aún viviendo de la de ayer, Viernes Santo.
Hoy la fe nos coloca delante del sepulcro.
Los Apóstoles, los discípulos, los amigos de Jesús, mujeres o varones, están viviendo hoy una jornada espantosa: han dejado en la tumba el cuerpo del hombre más Santo y bueno del mundo, de la historia. Todos sus proyectos de futuro e ilusiones de la vida han acabado en la basura. Y además, han terminado muy mal. Solo queda una lápida y un cuerpo corrompiéndose.
Creo que todos hemos vivido, o vivimos ahora, algo muy parecido: el fracaso originado por la maldad, las propias limitaciones, los desacuerdos con los más cercanos, la ruptura de nuestras inquietudes y proyectos…cuántas zonas muertas hay en nuestra vida…
Los discípulos aguardan y esperan ante la sepultura a que el Padre de una palabra de vida. Saben que no va a callar…y todo va a cambiar. Tal vez tengamos que poner en la sepultura de Jesús todas nuestras «cosas muertas»
Pongámonos ante la tumba, pidámosle que aumente nuestra confianza. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco