Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la IV semana de Pascua (Ciclo A).
Lecturas: Hch 2, 14 a, 36-41; Sal 22; 1 Pe 2, 20 b-25; Jn 10, 1-10.
Las lecturas de hoy son altamente contemplativas, mucho más el Evangelio.
Jesús se revela como Señor y Mesías que llama a la conversión, a dirigir nuestra vida conforme a su proyecto, como dirá Pedro en la primera lectura.
En la segunda, Pedro además le presenta como Pastor, como hombre ejemplar entregado hasta la muerte sin un solo ápice de rencor.
San Juan le va a presentar como el Pastor bueno que nos conoce, que tiene una importante intimidad con nosotros, que va por delante y entre nosotros, y es la única puerta de la vida. Un Pastor bueno que desea la vida para todo su rebaño, y para cada miembro de su grupo, de su familia.
Podemos leer cada lectura despacio, y contemplar este Evangelio: Jesús buen Pastor, como dice el salmo, que nos acompaña y nos llama a la vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco