Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo VII de Pascua, solemnidad de la Ascensión del Señor (ciclo A).
Lecturas: Hch 1, 1-11; Sal 46; Ef 1, 17-23; Mt 28, 16-20.
La imagen de Jesús que hoy se nos revela en esta fiesta de la Ascensión es tremenda. Son lecturas para leer y contemplar.
La primera lectura nos llama a caer en la cuenta de la presencia del Resucitado en la vida: «no os quedéis mirando al cielo…’, no os quedéis atontados diríamos hoy.
San Pablo nos invita junto a los cristianos de Efeso a contemplar la glorificación del Señor Jesús como centro de toda la creación, junto al Padre.
Y el Evangelio nos recuerda por boca del mismo Jesús que «siempre está con nosotros»
Jesús es el Dios glorificado muy presente en toda nuestra vida. Dios que inunda y llena todo, y a la vez, muy presente en nuestro más íntimo ser…
Contemplar al Señor como el Señor de toda nuestra vida, de toda vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco