Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XVII del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas: 1 Re 3, 5.7-12; Sal 118; Rom 8, 28-30; Mt 13, 44-52.
Una lectura evangélica que me gusta muchísimo. Digamos que estoy enamorado de este pasaje.
La vida de fe nos lleva a veces a hacer renuncias…ahora bien, ¿realmente renunciamos, o se nos da algo mucho mayor que lo que damos?
El hombre del tesoro y el comerciante no dudan en vender cosas preciosas para ellos en virtud de poseer algo mucho mayor. Cosas importantes para ellos. Pero lo que consiguen «vale mucho más».
Jesús descubre la relación íntima con el Padre como algo muy especial. Tanto que toda su vida va a desarrollarse en esa relación: por ello no duda en renunciar a aquello que le puede apartar del Padre.
Hoy podemos «saborear» nuestro interior. Descubrir nuestra perla interior, la Presencia, y pedirle que pongamos nuestros medios para ir adquiriendo ese tesoro escondido.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco