Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes semana XXII del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas: Lc 4, 16-30.
Hoy Jesús se nos revela desde su intimidad más familiar: en su pueblo, Nazaret, donde creció y se educó… realizando algo muy habitual: va al culto judío semanal, como nosotros cuando vamos a misa, y, como tantas veces, «se levanta para leer».
Me quiero quedar aquí: Dios hecho uno de tantos, uno más, inserto en su tiempo y en su cultura, en lo habitual, en una comunidad humana, en una familia. El conflicto que se nos narra hoy: un choque entre vecinos. Vemos a un Dios muy humano en todo.
Hoy podemos contemplar así a Jesús: un Dios que nos ama tanto, que realmente se hace uno más, con todas las limitaciones de ello. Enorme y gran amor.
Leamos este Evangelio, y estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco