Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XXIII del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas: Ez 33, 7-9; Sal 94; Rom 13, 8-10; Mt 18, 15-20.
Confieso que estos textos no me gustan, me ponen de mal humor. Me hacen recordar mis tiempos de Seminario donde «la corrección fraterna» era casi de obligado cumplimiento. Para el corregido, y para los correctores. Y, creo, no era ni corrección ni fraterna…
Hoy el Señor más que invitarnos a corregirnos mutuamente, nos llama a sentirnos responsables de los demás. En este sentido, si veo que estos textos tengan importancia.
Tanto el profeta como Jesús nos invitan a darnos cuenta de nuestra responsabilidad con los otros. Seguramente porque ellos lo vivían, y, como dirá Pablo, «a nadie debáis más que amor» .
Hoy podemos contemplar este Evangelio así: Jesús ama intensamente, y por ello se siente responsable de los demás.
José Luis, vuestro Párroco