Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana XXXI del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas: Lc 14, 25-24.
El texto de hoy nos muestra un deseo intenso de Dios, un deseo que Jesús vive plenamente: convocar a toda la humanidad a la vida.
Jesús con esta parábola y con diferentes símbolos, así l o revela.
El hombre que prepara un banquete, símbolo del compartir y de la vida (a una comida no solo vamos a comer, sino a compartir lo que somos y vivimos), y que no se cansa de convocar. Es más, convoca a todos, sin distinción. Este hombre es imagen de Dios: Dios mismo nos llama.
Jesús nos enseña esa gran faceta del Padre.
Hoy podemos leer despacio ese pasaje evangélico, y «ver» así a Jesús: el que presenta ese deseo grande de Dios. Descubramos un día más el amor incondicional del Padre. Jesús, reflejo de ese gran amor. Un amor que da vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco