Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo II del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Jn 1, 35-42.
Es sorprendente que los apóstoles Andres y Juan se acordasen hasta de la hora en que conocieron a Jesús. Y eso que Juan escribe casi 80 años más tarde de aquel entrañable encuentro.
Hoy el Evangelio nos lleva a descubrir a Jesús presentado por Juan Bautista, que intuye que le siguen, que invita a estar con Él, y que descubre lo más hondo del corazón del ser humano, como hace cuando conoce a Pedro.
Los encuentros con Jesús en este fragmento del Evangelio no son nada etéreos, sino que tienen gran profundidad. A Andrés y a Juan les marca. A Pedro, también.
¿Nos marca a cada uno nuestro encuentro con el Maestro? ¿Nos dejamos «tocar» por Él?
Nos podemos poner en el puesto de cualquiera de los tres, y escuchar su palabra: «ven y verás», » te llamarás…» ¿Cómo nos sentimos?
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco