Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes II del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 2, 18-22.
Hoy el Señor nos da a conocer su gran novedad: lo antiguo no vale. El ayuno para dar pena y lástima a Dios, o ganar méritos no es lo deseado por Él.
Jesús desea más bien vivir la alegría del amor, del novio junto a la novia, del enamorado junto a la enamorada. Es una de las grandes revelaciones de Jesús: nuestro Dios es un Dios amor. Un amor incondicional.
Jesús hoy nos propone vivir la apertura a Dios, reconocer lo novedoso de Él mismo, y acoger su presencia amorosa en nuestra vida. Lo duro ya vendrá, pero vivamos hoy y ahora su gran amor. Ello nos dará fuerza para cuando llegue la dificultad, si llega.
Estemos con Jesús.
José Luis, vuestro Párroco