Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes II del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 3, 13-19
Me estremece este Evangelio.
Nos presenta a un Jesús orante (subió a una montaña, simbolo bíblico del encuentro con Dios), y después una gran actuación por parte de Jesús: llamó a los que Él quiso. No sé qué criterio utilizó, pero desde luego que tiene una total libertad.
Otro detalle precioso es la insistencia en que «estuvieran y se fueran con Él». Sus enviados tienen una experiencia de «estar con Jesús»
Hoy podemos contemplar al Señor orando, convocando, enviando. Pero también el deseo grande Jesús de que estemos con Él, de estar con sus discípulos.
Saboreemos este Evangelio. Leerlo despacio, y dejarnos empapar por él.
José Luis, vuestro Párroco