Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo III del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 1, 14-20.
Hoy podemos distinguir tres grandes revelaciones acerca de como es nuestro Dios.
En primer lugar, Jesús habla de donde está su corazón: en el proyecto del Padre para con el mundo, el Reino de Dios. Un mundo donde no hay desigualdad ni dolor, sino que prima siempre el amor.
En segundo lugar, nos habla de la conversión: nuestro cambio de mentalidad, para volvernos más hacia el Señor.
Y en tercer lugar,se nos habla de la vocación: Él llama a Andrés y Simon, Santiago y Juan.
Hoy podemos contemplar así al Señor: nos llama a cada uno al seguimiento, a nuestro quehacer para Dios y para los demás, a ir dejando de lado aquello que nos impide caminar hacia Dios (más aún de nuestros propios autoengaños), y a trabajar por el proyecto de Dios para con el mundo, su Reino.
Jesús va por delante. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco