Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana IV de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Jn 3, 14-21.
Un Evangelio muy denso. Me gustaría tan solo detenerme en dos pequeñas frases, pero muy importantes.
Jesús presenta el deseo de Dios para el mundo: amarlo y salvarlo. Tanto ama Dios al mundo que desea salvarlo. Por ello le envía lo que más ama: su propio Hijo. Algo muy intimo de Dios.
A la vez, insiste en algo a través de un símbolo del viejo testamento o la antigua alianza: fijarnos en aquel que está en lo alto, como la serpiente en el desierto: fijarnos en el Señor.
Hoy esta Palabra nos llama a fijarnos en Jesús que nos da a conocer el proyecto de Dios para el mundo: llevarlo a plenitud, salvarlo.
Podemos leer hoy este Evangelio, contemplar al. Maestro, y ver ese deseo entrañable de nuestro Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco