Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la IV semana de Pascua (Ciclo B).
Día 25 de abril, fiesta de San Marcos, Evangelista.
Lecturas: Mc 16, 15-20.
Rompemos el ritmo pascual, y nos paramos a celebrar el recuerdo de San Marcos, Evangelista. El primero, el más primitivo, de los cuatro Evangelios.
Hoy Jesús se nos revela enviando a sus discípulos a anunciar su mensaje, a portar la salvación. Es lo que realmente le importa a Dios.
Las otras señales, a veces muy ingenuas, son simplemente signos de esa salvación: curar enfermos, echar demonios, beber un veneno mortal ineficaz… Son signos y señales de la salvación.
Hoy al leer este pasaje evangélico podemos contemplar a Jesús como el Dios que desea la salvación para todo ser humano, todos los pueblos, toda la creación.
Estemos con el Señor.
José Luis, vuestro Párroco