Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la VII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 9, 30-37.
Es curioso que justamente después de indicar Jesús su entrega hasta la muerte, los discípulos discutan acerca de quien es el más importante. No entienden nada. Nada.
Jesús sin embargo no se cansa de insistir donde está el auténtico camino de la vida: en el servicio, en la entrega, en el amor.
Hoy Jesús se nos revela como el auténtico siervo y como quién se pone el último. Acogerle a Él es acoger al Padre, que, en definitiva, es puro amor.
Hoy podemos contemplar así al Señor: desea vivir el amor hasta el extremo, un amor que le lleva a servir y a amar plenamente, un amor que brota del Padre. Por eso quién está unido a Él está unido al Padre. Podemos leer este Evangelio despacio, contemplativamente,y fijarnos un día más quién es Jesús.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco