Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la VII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Jueves después de Pentecostés, Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Lecturas: Mc 10, 1-12.
Hay dos grandes mensajes, a mí parecer, en este pasaje evangélico. Seguramente hay mucho más.
Jesús revela la grandeza del amor entre cónyuges, mostrando la igualdad en la dignidad del hombre con la mujer: manejar o utilizar a alguien no puede aceptarse.
Pero también critica la dureza de corazón. No puede tampoco aceptarla. Por ello critica a los fariseos.
Jesús se revela como el hombre abierto, capaz de escuchar, aceptar y amar, reconociendo la igualdad, y rechazando la injusticia.
Podemos hoy contemplar así este Evangelio: visualizar al Señor hablando estas palabras, y viviendo la apertura y flexibilidad de corazón.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco