Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado de la IX semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Inmaculado Corazón de María.
Lecturas: Lc 2, 41-51.
Ante este Evangelio, hoy me gustaría fijarme en dos detalles, uno de Jesús, y otro de María.
El Señor Jesús se encuentra en el templo, en la casa de «mi Padre», como en su casa. El niño Jesús siente al Padre como tal, muy próximo y cercano. Por eso dialoga de Él con los «entendidos», que se admiran por como se sitúa entre ellos.
María ante aquello que no entiende, «lo guarda en su corazón». Poco a poco saborea lo que va pasando, y lo pone ante Dios.
Hoy podemos contemplar así este pasaje evangélico: contemplando al Niño en el templo, y admirando a María que guarda lo que viene de Dios en su corazón. Pidamos que aprendamos de ella. Guardemos los acontecimientos con mirada contemplativa en nuestro corazón. Dios está ahí.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco