Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la XV semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 6, 7-13.
Un Evangelio breve y muy intenso, y donde casi encontramos una maldición en los labios de Jesús.
Efectivamente, el Señor está muy alejado de una imagen dulzona y tonta.
El Señor nos muestra como es su misión, una misión que Él mismo encarga a sus discípulos. Hoy se revela enviado, haciendo comunidad (envía de dos en dos, nunca solos), caminando en pobreza, su gran riqueza es el Padre, con autoridad sobre el mal. Esta misma misión, Jesús se la confía a sus discípulos.
Por último, enuncia esa especie de «maldición»: sacudirse el polvo de las sandalias que se le haya pegado de aquellos que no han querido aceptar el mensaje del Reino.
Jesús nos propone su mensaje: ¿realmente le acogemos?. Él hoy nos invita a acogerle, y a hacer nuestra su tarea, su misión.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco