Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la XVII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mt 13, 54-58.
Por un lado, choca la reacción de los paisanos de Jesús.
Le han conocido, saben quién es, pero no admiten «que se les escapa de su perspectiva»
Por otro lado, los parientes de Jesús son «patriarcas»: Jacob (o Santiago), José, Simón, Judá…
Estás personas no pueden admitir así al Señor…¿Dios se va a hacer presente en lo cotidiano?
Jesús pide fé. No otra cosa, sino apertura a la trascendencia en lo sencillo y habitual. Seguramente, asi lo vive Él: ha sido capaz de descubrir al Padre en lo cotidiano.
Hoy podemos contemplar así a Jesús: el hombre que descubre la presencia de Dios en lo de «diario», o corriente.
Pidámosle tener esos ojos y sensibilidad para descubrir esa Presencia.
José Luis, vuestro Párroco