Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la XVIII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Día 6 de agosto, la Transfiguración del Señor.
Lecturas: Mc 9, 2-10.
Es curioso que esta fiesta, o mejor dicho, este acontecimiento, se contemple dos veces en la liturgia.
La primera en Cuaresma; la segunda, ahora.
Fuera del ámbito penitencial, podemos descubrir y admirar al Maestro.
El Señor brilla con luz propia, rodeado por la ley, Moisés, y los profetas, Elías. Jesús ocupa el centro de toda la revelación divina. En lo alto, en el encuentro con Dios, se oyen las palabras del Misterio: «Este es mi hijo, el Amado».
Hoy podemos visualizar la escena, y contemplar al Señor en el centro de todo, escuchando las palabras, pidiendo admirar al Señor, y dejándonos llenar por Él. Haciendo silencio interior para llenarnos de Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco