Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la XXII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23.
Para mí, de entrada, un texto poco agradable. Sin embargo, leyéndo más despacio, podemos descubrir como es Jesús desde la crítica que hace a un cierto tipo de religiosidad.
El Señor se opone a una práctica religiosa de «apariencias», puramente formal y postural. «Me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi…el culto que me dan está vacío…»
Jesús hoy se nos revela como el hombre coherente que desea vivir intensa y auténticamente el encuentro con el Padre, más allá de lo meramente formal.
No crítica el culto, sino que este esté vacío, sin corazón. A la vez, nos hace ver que lo que Dios hace en nuestro interior es algo lleno de vida. Lo que sale de dentro del corazón, y no está unido a Dios, esa lista de pecados, es algo de muerte.
Hoy podemos contemplar a Jesús invitandonos a ser como Él, a que nuestras palabras y culto esten llenos de autenticidad, de Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco