Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la XXII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Lc 4, 16-30.
En el ciclo de la misa diaria, pasamos de Mateo a Lucas.
Hoy se nos presenta un Evangelio muy especial: la descripción de la misión de Jesús, apoyado en textos del Antiguo Testamento, concretamente en Isaías.
Aunque también se nos ofrece uno de los primeros conflictos de Jesús, concretamente en su pueblo.
Podemos ver qué no tiene nada que ver el inicio del relato con el final. Seguramente pueden ser dos momentos diferentes, aunque Lucas los unifica en el tiempo.
Jesús hoy se nos revela como quién viene a salvar: su tarea es traer luz, curación y sanación, libertad, en definitiva, vida.
¿Qué pide? Lo podemos ver en el conflicto: confianza, fe, en Él.
Hoy podemos contemplar así al Señor: Aquel que nos trae la vida, y nos pide confiar en Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco