Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles de la XXII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Lc 4, 38-44.
Estamos ante un «sumario». ¿Eso qué es? Un texto que refleja toda la misión de Jesús, que es también la nuestra, la de cada cristiano.
Jesús hoy se revela como Profeta: enseña el proyecto de Dios para con el mundo, nos cuenta San Lucas que enseña y predicaba en las sinagogas de muchos lugares. Habla en nombre del Padre.
También se revela como Sacerdote: se retira a lugares apartados para orar, y vivir en la intimidad el encuentro con el Padre.
Y, por último, se revela como Rey: por sus acciones y su forma de ser, transforma el mundo: cura y sana a muchos enfermos y endemoniados, sirve a quienes sufren.
Hoy podemos leer despacio este Evangelio, e imaginar como vive y actúa el Señor. Podemos situarnos como uno de los discipulos que le acompañar, y aprenden de cómo obra… y nos podemos dejar empapar por Él; pedirle ir siendo día a día semejantes a Él. Recordamos que por nuestro Bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes, somos «otro Cristo».
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco