Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la XXIII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 7, 31-37.
Este texto evangélico nos muestra un día más cómo es el Señor. Descubrir como es, y dedicar un tiempo a contemplarle.
Hoy el Señor Jesús se muestra «metido en las periferias»… dos mil años antes que se sugiera en nuestras predicaciones: el Señor acude donde la fe es más irregular, donde se vive más apartado de Dios: Tiro y Sifón, Fenicia, la Decapolis, lugares donde la fe se vive de maneta poco acertada…
También se revela cercano a alguien «marginado» en su tiempo: un sordomudo; en su tiempo sería como un endemoniado, un pecador castigado, un hombre de segunda categoría… Igual hoy también se piensa de forma parecida…
Ante este hombre, Jesús se detiene, y hace algo para samarle, para salvarle.
Hoy podemos contemplar así al Maestro: se hace presente en nuestras zonas muertas, para sanarnos, para salvarnos.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco