Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la XXIV semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Lc 8, 1-3.
Nos podemos quedar en que esas mujeres «le servían», y tal vez pensemos que ese es el papel de la mujer.
Sin embargo, nada más lejos de la voluntad del Señor. El Evangelista cuando escribe este breve pasaje, indica que la actitud de Jesús hacia las mujeres es muy distinta de los maestros judíos de hasta entonces: las mujeres le siguen, viven con Él, estan con Él. Algo impensable para aquel mundo.
Por eso, a pesar de un lenguaje duro, hoy Jesús situa a la mujer a la misma altura que el varon. Con unas categorías o formas muy de aquel momento, pero reconociendo la dignidad de las mujeres, » que van con Él»
Hoy podemos contemplar así a Jesús: Aquel que reconoce la dignidad de todo ser humano, varón o mujer, que nos llama a «vivir y estar con Él»
José Luis, vuestro Párroco