Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Lc 9, 7-9.
Un Evangelio que casi parece no tener importancia, pero donde podemos encontrar un día más cómo el Señor se da a conocer.
Jesús no dejó indiferente a nadie que le conociera (hoy sigue interpelando). Por ello provocó comentarios y rumores en su mundo. Rumores que llegan hasta el mismo rey, Herodes Antipas, el Hijo de Herodes el Grande. Tanto él como su padre no brillaron justamente por su justicia o por su caridad. Recordamos, por ejemplo, la matanza de los inocentes, o la muerte de Juan Bautista.
Bueno, pues hasta este tirano llega la fama de Jesús. Y le hace interpelarse: ¿quién será?
Hoy podemos cada uno también, preguntarnos: ¿quién es Jesús para mí?.
A mí me gusta responder con las palabras de Pedro: «Tu eres, Señor, quién tienes palabras de Vida, ¿a quien voy a acudir?»
Hoy Jesús nos invita a preguntarnos esto. Pero, yo diría, además, algo más: nos invita a preguntarnos eso, con una intención: el deseo fuerte de ser acogido en nuestra vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco