En el Museo de Bellas Artes de Bilbao, encontramos la pintura «Presentación de la Virgen en el Templo» del Maestro de Cervera de la Cañada. Activo en la segunda mitad del siglo XV.
El conjunto que forma con la tabla «San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada de Jerusalén» provienen de la iglesia parroquial de Cervera de la Cañada y conservadas hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, debieron de formar parte de un amplio conjunto de advocación mariana, en la actualidad disperso en diversos museos y colecciones.
Estas piezas constituyen el punto de partida para definir la figura de un artista anónimo, el Maestro de Cervera de la Cañada, activo probablemente en el territorio de la actual provincia de Zaragoza a lo largo del último cuarto del siglo XV.
Aunque por el momento desconocemos su nombre y trayectoria vital, y por tanto el entorno exacto en que transcurrió su formación y desarrolló su quehacer artístico, el estilo de las tablas de Cervera de la Cañada, así como el de algunas otras obras que, a mi parecer, pueden atribuírsele, conecta con la corriente de la pintura aragonesa encabezada por el Maestro de San Jorge y la Princesa, esto es, el autor de la icónica tabla con el santo caballero y su dama conservada en el MNAC-Museu Nacional d’Art de Catalunya.
La fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo recuerda -según los evangelios apócrifos- el día en que María, aún niña, fue al Templo de Jerusalén y se consagró a Dios. La Iglesia desea destacar no el acontecimiento histórico en sí, del que no hay rastro en los Evangelios, sino el don total de sí misma que, en la escucha – «Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la guardan»-, preparó a la joven de Nazaret para convertirse en «templo del Hijo».