Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la VI semana del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 6, 17. 20-26.
Unidas a las bienaventuranzas, están las maldiciones o ayes de Jesús. Es curioso escuchar de labios del Maestro unas maldiciones.
¿Qué nos querrá indicar?
Si las bienaventuranzas son el camino de la vida, las maldiciones son el camino de la muerte. Como también hoy se nos dice en la primera lectura (Jer 17, 5-8), tenemos que elegir, y «cuidado con no apoyarnos en el Señor, apartando de Él nuestro corazón»
Hoy Jesús se nos revela como la gran fuente de la esperanza. Por eso a pesar de las dificultades, a veces enormes: hambre, llanto o dolor, pobreza… Tengamos esperanza, porque el mismo Dios va a ser el remedio. Pero, ay de aquel que pone su confianza en las cosas, o tan solo en el «estar ahora bien». Jesús es Aquel que pone su vida en Dios. El autentico Bienaventurado.
Aprendamos de Él.
José Luis, vuestro Párroco