Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Mc 8, 11-13.
Un texto que nos «obliga» a pensar en donde ponemos nuestra fé, si en una serie de hechos admirables, casi como acontecimientos sorprendentes, o en Aquel que puede dar sentido a nuestra vida.
Los fariseos buscan signos o señales, hechos que sorprendan y admiren. Un «milagrito» que llame la atención.
Jesús va por otro sitio: la fe es una relación confiada con Alguien que te ama. Un Alguien capaz de dar sentido a la vida. Jesús vive intensamente esa relación. Siente que el Padre nunca le va a abandonar. Por ello no puede admitir que la relación con Dios sea realizar milagros.
Hoy podemos contemplar así a Jesús: el hombre que vive profundamente la relación con el Padre, y que nos llama a vivir como Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco