Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la V semana de Pascua.
Lecturas: Jn 14, 21-26.
Este Evangelio nos muestra la gran, íntima e intensa unión de Jesús con el Padre, y a la vez con el Espíritu, el Paráclito (literalmente significa Espíritu Consolador).
Jesús se nos revela como el que pide ser amado para así amar; aquel que ama y es amado por Jesús, es amado por el Padre. Por la íntima comunión entre El y el Padre. Pero esa íntima unión tan solo la podremos saborear estando abiertos al Espíritu, al amor que une al Hijo con el Padre, y que nos une a nosotros.
Hoy podríamos leer este texto, y desear y pedir la gracia de admirar el gran misterio de amor que muestra hoy el Señor. Admirar esa comunión, ese amor es admirar el Misterio de amor que es el Señor, y es ir entrando en Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco