Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la semana VI de Pascua.
Lecturas: Jn 15, 26-16, 4.
Estamos ante un texto que refleja muy bien la experiencia de Jesús de saberse perseguido. Él sabe muy bien que lo que está viviendo tal vez le toque vivirlo a sus discípulos: ser expulsados de la sinagoga, la vida «normal» judía de su tiempo, y hasta ser «malditos» por parte de los que buscan a Dios.
No obstante, las dificultades a que se exponen, y que las está viviendo el mismo Jesús, las pueden hacer frente si están inmersos en, o abiertos a, el Espíritu de Dios. Jesús asi lo vive: abierto al Espíritu que procede del Padre, y que le lleva hacia la verdad.
Hoy podemos contemplar así al Señor, y pedirle que, como Él, estemos abiertos al Espíritu.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco