Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XIV del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 10, 1-12. 17-20.
Hoy me gustaría quedarme en un pequeño detalle que nos puede ayudar a contemplar al Señor Jesús.
Los Evangelios nos cuentan el saludo del Señor Resucitado: «paz a vosotros». Lejos de una riña, o del comentario normal: «mirad que os dije…, el Señor desea la paz.
Hoy en este texto evangélico Jesús envía a sus discípulos donde El pensaba ir, y a hacer lo mismo que hace Él: desear la paz, expulsar demonios, hacer el bien. Se muestra así muy presente en ellos, en nosotros.
Hoy ante este texto, podemos descubrir así al Maestro, presente en sus enviados, en aquellos, y hoy en nosotros. Como Él mismo nos dice, «nuestro nombre está escrito en el cielo». Saboreemos y sintamos lo que esto significa: sentir nuestro ser, nuestra persona, en las manos de nuestro Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco