Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la semana XV del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Mt 10, 34-11, 1.
Un texto complejo donde podemos encontrar tres partes muy diferentes.
En la primera parte, Jesús se nos revela como Aquel que causa «división»: ser discípulos es identificarnos con Él. Por ello a veces surge el conflicto cuando nuestros criterios chocan. El criterio de Jesús es muy claro: buscar aquello que nos humaniza, y, por tanto, nos diviniza. ¿Con cuántas actitudes nos encontramos que «buscan otras cosas»?
En la segunda, Jesús nos muestra su camino: el amor que nos lleva a la entrega. Tomar la cruz en cristiano no es buscar el dolor, sino optar por el amor, cosas que a veces nos lleva a darnos, a entregarnos. Igual que hizo el Señor.
Y en la tercera, Jesús nos muestra donde está Él: en sus discípulos, en sus enviados.
Hoy podemos leer despacio este Evangelio, y contemplar así al Maestro: Jesús el hombre que ama intensamente, que se entrega por amor, aunque a veces ellos le traiga dificultades y conflictos, y que está presente en sus discípulos y amigos.
José Luis, vuestro Párroco