Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la semana XV del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Mt 12, 1-8.
Estamos ante un texto para visualizar y admirar.
El Señor ante la critica de los fariseos, hace alusión a la Palabra, a la historia de Israel, a las costumbres de los sacerdotes, para terminar revelando quién es Él mismo: alguien mucho más que el templo, símbolo de la presencia de Dios en mitad de su pueblo. Jesús es la presencia real de Dios.
Después, revela qué es lo más importante para Dios: la misericordia, el amor.
Para acabar presentándose a si mismo: Él es el mismo Dios, el Señor del Sábado.
Hoy, al leer este texto, podemos admirar así a Jesús: presencia del Misterio, presencia misericordiosa donde el ser humano es prioritario, Dios mismo hecho hombre.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco