Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la semana XVII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Mt 13, 31-35.
Hay una doble existencia de Jesús en estás parábolas.
Por un lado podemos descubrir como el Señor siente que Dios actúa de forma «escondida» en la vida. Sin aspavientos, sin formas llamativas de actuación, de forma sosegada y pacífica, el Señor Dios actúa. Jesús es testigo de ello. Como la semilla que crece y la levadura que fermenta
Por otro lado, esa forma discreta de actuar hace posible una gran casa para todos: las aves del cielo pueden anidar. Parece que el empeño de Dios es conseguir una casa, una habitación, para cada ser humano, un sitio en la mesa común. Hacer del mundo una gran familia es, en definitiva, el proyecto de Dios, su Reino.
Hoy al leer este pasaje podemos contemplar así a Jesús: el hombre que toma conciencia de la presencia y actuación de Dios en la vida, una actuación que busca hacer del mundo un gran hogar.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco