Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la XIX semana del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Día 15 de agosto, la Asunción de María a los cielos.
Lecturas: Lc 1, 39-56.
Me gustaría quedarme en las primeras palabras de este texto evangélico: «se puso en camino».
Estamos celebrando una fiesta mariana muy popular, y peculiar. Esta verdad de fe fue reconocida por Pio XII en 1950, aunque desde muy antiguo el pueblo de Dios la vivía. Hay innumerables obras de arte que representan este acontecimiento desde muy antiguo.
¿Qué significa? María está plenamente salvada. Aunque se utilice una terminología un tanto «medieval». La plenitud de la salvación vendrá en la consumación de los tiempos, donde toda la creación será redimida; María ya vive esa plenitud.
¿Porqué? María es la persona que más plenamente ha vivido la fe: su vida es un «ponerse en camino». Acoge el mensaje del Ángel, y se pone en marcha para dialogar y ayudar a Isabel, que la reconoce como la gran creyente. María, más que reconocerse a su misma, reconoce la gran obra de Dios. Él es el importante. Está actitud, este ponerse en camino, este reconocimiento de la actuación de Dios para nuestra salvación, será lo que María viva toda su vida. Por ello está ya plenamente salvada.
Admiremos hoy este cántico de María que tan hondamente reconoce la obra de Dios y la actitud creyente y confiada de Nuestra Señora.
José Luis, vuestro Párroco