Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XXI del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 13, 22-30.
A la luz de este Evangelio podemos descubrir una experiencia del Señor en su vida cotidiana.
Israel tenía una fuerte conciencia de ser el pueblo elegido por Dios. Pero en lugar de vivirlo como un servicio para otros pueblos (llevar su presencia), a veces se ha engreido, y ha despreciado al otro.
Esta es la actitud que va a criticar Jesús. Él se da cuenta de que Dios es para todos los pueblos, como Él mismo, y nos muestra así el mensaje de hoy: nuestra fe nos llama auténticamente a vivir nuestra apertura a Dios, y por tanto a los demás. No vale decir yo soy de este pueblo, o de esta Iglesia, sino una actitud de abrirse a la acción de Dios, igual que hizo el Señor.
Hoy podemos vivir así al Maestro: el hombre que vive la apertura a Dios, y que busca caminar unido a Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco