Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la semana XXII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 4, 31-37.
Estamos ante un relato de un encuentro del Señor.
Hoy el Evangelista nos presenta a Jesús inmerso en la historia humana, en tiempos y lugares concretos, en mitad de su misión, enseñando y sanando
Pero, además hoy, nos presenta a Jesús dirigiéndose a alguien con un mal: un endemoniado, una persona que no puede vivir su libertad ni su ser con normalidad. Ante este hombre «esclavizado» , Jesús no duda en sanarlo y hacer el bien.
Hoy al leer este pasaje evangelico podemos descubrir así a nuestro Dios: metido en nuestra historia, en nuestra vida, sanando lo que nos oprime, dándonos paz. Admiremos, como aquellos que estaban con Él en la sinagoga, a Jesús. Le pedimos hoy ser de los suyos.
José Luis, vuestro Párroco